De paradojas y utopías 

Zonas Económicas: ¿Realidad o ficción?

RAÚL NATHÁN PÉREZ

1).- Algunos antecedentes

 Una acuciosa investigación —tal vez única en su género— sobre la importancia histórica de Oaxaca en el ámbito comercial, minero y estratégico, es Política y comercio en el Sur de México, 1750-1821, de Brian R. Hamnett, publicada originalmente en 1976 y reeditada por Carteles Editores, de Claudio Sánchez, en 2013. El Istmo ya se ubicaba como un eje clave para el comercio interoceánico. El 14 de diciembre de 1859, en pleno gobierno de Juárez, Melchor Ocampo firmó con Robert McLane, el histórico tratado, que concedía a los Estados Unidos el derecho de tránsito a perpetuidad por el Istmo de Tehuantepec, además de crear rutas comerciales y militares. Más tarde vendría —en 1899— la construcción del ferrocarril, que comunicaría a Salina Cruz con Coatzacoalcos, que el general Porfirio Díaz otorgó a su amigo Weetman Pearson. Díaz deploró siempre de la cercanía gringa y optó por los ingleses. Sin embargo, en la post-revolución y desde el siglo xx hasta nuestros días, los gobiernos priistas han tenido una y mil ocurrencias respecto a esta zona. Unos hablaron del Puente Multimodal Transístmico otros del Corredor Interoceánico. Promesas y ejes del discurso político. Pura demagogia. Nada se ha concretado en los hechos.

En junio de 2016, el vapuleado presidente de México, Enrique Peña Nieto, promulgó la Ley Federal de Zonas Económicas Especiales (ZEE): el Puerto Lázaro Cárdenas, que incluye municipios vecinos de Michoacán y Guerrero; la del Corredor del Istmo de Tehuantepec, que incluirá los polos de Coatzacoalcos, Veracruz, y Salina Cruz, Oaxaca; y la de Puerto Chiapas. Algunos de los beneficios de los que estas zonas pueden gozar son: fiscales y laborales; régimen aduanero especial; marco regulatorio ágil; infraestructura de primer nivel, programas de apoyo, así como estímulos y condiciones preferenciales. Más aún, puso al frente de la Autoridad Federal para las ZEE al oaxaqueño, Gerardo Gutiérrez Candiani. Un premio de consolación para paliar su abortada aventura por la candidatura al gobierno estatal.

 

2).- Nuestro justificado escepticismo

 En su primera visita a Oaxaca —a hurtadillas— el 2 de enero de 2015, Peña Nieto anunció en Salina Cruz, proyectos para reactivar la economía y la generación de empleo. Entre ellos, la construcción de nueve barcos para renovar la flota de Pemex en el Astillero de la Secretaría de Marina. Y dio a conocer proyectos que todos cacareamos en su momento, asumiendo que con ello estaríamos ya en el primer mundo. La construcción de dos gasoductos: Salina Cruz-Jaltipan y Salina Cruz-Tapachula. Había además, según fuentes locales, un proyecto para la “reconfiguración de la Refinería Antonio Dovalí Jaime”. Miles de millones de pesos. Pero nada. Puro jarabe de pico. Todas han sido promesas. En este ambiente de escepticismo, aparecen las Zonas Económicas Especiales (ZEE), que —se dice— están a punto de arrancar… pero no arrancan. Nadie ignora que a EPN le quedan sólo dos años de gestión. Que el PRI está en la lona. Y el país se desmorona en protestas por el alza en el precio de las gasolinas. Y ha tomado posesión ya como presidente de los Estados Unidos un enemigo patológico de México. Nuestra moneda en el suelo; una industria petrolera ficticia y devastada. La ficción del pasado hecha añicos ¿El petróleo? Un sueño guajiro.

Con este panorama incierto, ¿se harán realidad las ZEE, en una entidad lacerada por la protesta, la desconfianza y un gobierno que hasta hoy ha dejado más dudas que certezas? En primera persona, perdón por mi pesimismo. Dudo que se haga realidad. El Istmo se ubica hoy en el círculo rojo de mayor violencia en el país. Juchitán tiene el honroso quinto lugar en homicidios dolosos. Hay un ingrediente adicional: las organizaciones sociales que están listas para torpedear cualesquier intento de promover inversiones y crear empleos —ahí está “Mareña Renovables” hoy “Eólica del Sur” y su calvario para generar energía eólica—. Agazapada está la COCEI, la UCIZONI, la APPJ y otros, con sus banderas, listos para invadir predios, extorsionar, bloquear, amenazar, intimidar, etc., a cualquiera que asome la cabeza por la región, haciendo pinzas con los cárteles criminales, incluyendo al de Juan Terán. Todos listos para sacar raja. Y en el fondo de todo, la impunidad campante ante la falta de voluntad política para aplicar la ley. Igual ayer que hoy. Y así, ad perpetuam.

 

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Siempre puntual para abordar los problemas sociales, EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, inicia la campaña: Oaxaca en ruinas. Un enfoque serio y multidisciplinario; crítico y propositivo, sobre el estado en que se encuentra nuestro patrimonio histórico citadino, abotagado por el abandono, la abulia oficial y el vandalismo pernicioso. En el 30 aniversario de haber sido reconocida por la UNESCO como “Patrimonio Cultural de la Humanidad” y a más de 60 años de ubicarse como “ciudad de sitios y monumentos”, la capital coexiste entre el “fachadismo” para encubrir el deterioro interno, edificios modernos que contrastan con el paisaje colonial y viejas casonas a punto de venirse abajo. La pregunta es: ¿Qué hacer?

 

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