De paradojas y utopías 

La tragedia oaxaqueña

RAÚL NATHÁN PÉREZ

1).- La movilización perpetua

“Aquí todo lo quieren resolver con marchas”, dijo Jaime Rodríguez, a) El Bronco. Y tiene razón. También con bloqueos. Ya es una institución. Un uso y costumbre. Un sistema normativo interno. El chantaje perpetuo. Asoma la policía y los mentores se desgarran las vestiduras. Se auto inmolan para aparecer como víctimas. Si hay algún intento por regular las manifestaciones, legisladores (as) de PRD y MORENA, se hacen el hara kiri. Y gritan que se criminaliza la protesta social. Maestros y demás alimañas agreden, intimidan, amenazan y desafían al Estado. Y éste ha decidido dejar hacer, dejar pasar. El affaire Nochixtlán, del 19 de junio de 2016, es patético. Un error en el plan de desalojo, devino muertos y heridos. Pero sólo uno es el culpable: el Estado. Ésa historia ya la sabemos. Los enemigos del gobierno –y también del pueblo- quieren víctimas, mártires, efemérides, fechas qué celebrar, aprovecharlas políticamente, como el 14 de junio. ¿Y las supuestas víctimas? Sólo blancas palomitas que vuelan en formación a la hora de los catorrazos. Lo peor: el Estado cae en el juego como parvulito.

2).- La impunidad galopante

Tal parece que maestros, normalistas, transportistas y franquicitarios de las organizaciones sociales se rigen por un estatuto diferente: son intocables. Pueden hacer lo que su puta gana les dé. El vandalismo, los abusos, los atropellos a los derechos civiles, incluso las agresiones a las corporaciones, a particulares, el daño en propiedad ajena, las afectaciones a los bienes del Estado, la quema de oficinas, de edificios, atracos en casetas, etc., no tienen castigo. Se cometen, con la certeza de que ni se investigan ni se castigan. ¿Sirven de algo las denuncias ante la autoridad? No. Hay en el gobierno un temor cerval para aplicar la ley. Ésta es letra muerta cuando se trata de restablecer el orden, la gobernabilidad, la paz social. Con los capos del transporte, la dosis es similar. Muertos, heridos, enfrentamientos. Pero no hay culpables. El cártel del transporte y sus operaciones criminales son el ingrediente cotidiano de la ingobernabilidad y la anarquía. También se asumen intocables. Lo mismo trafican droga que cobran derecho de piso; igual cuentan con arsenales –como el Frente “14 de junio”, el Sindicato “Libertad” y demás fauna- que asesinan a sus adversarios. Son un cáncer social.

3).- Crímenes sin castigo

¿Quién pagará por las cinco mujeres asesinadas y luego incineradas en San Juan Mixtepec? ¿Gabriel Hernández, sus seguidores de “Antorcha Campesina”, los vecinos de Yosoñama? Ninguno. ¿Quién o quiénes responderán por los cinco muertos, incluyendo un menor de edad, en San Pedro Mártir Quiechapa? ¿Los dueños de los cultivos de amapola que cuidaban los de Santiago Lachivía, el agente municipal, los sicarios? ¿Y del muerto de Ayutla, que se echaron los de Tamazulapan? ¿Y los daños económicos por los bloqueos? Todos pueden dormir tranquilos. Ninguna autoridad irá por ellos. Los dolientes ya enterraron a sus muertos. Pero velan armas para vengarlos. Es un cuento de nunca acabar, porque la ley es letra muerta; porque todo quiere resolverse con aberrantes mesas de diálogo que son inútiles para lavar la sangre derramada. ¿Y los ejecutados en Tuxtepec, en la Costa, en Juchitán, aquí en los Valles Centrales? ¿Y los feminicidios? Son sólo números para las estadísticas criminales. ¿Alguien sabe de operativos policiales? Ésos se hacen en los restaurantes de moda; en los affaire de faldas y al calor de las copas. Los jefes son bon vivants y excelentes gourmets.

4).- Economía devastada y corrupción

El régimen de Gabino Cué representó la fase más refinada de la corrupción, del tráfico de influencias, de la podredumbre institucional. El saqueo fue histórico. Salud, una atarjea pestilente. Dejó una administración pública en la indigencia total. Empero, a más de seis meses de este gobierno no se observa recuperación. Estamos igual, con o sin Tenorio bajo proceso. La descapitalización y la pobreza se observan por doquier. Para acabarla de amolar nos llegaron “Beatriz” y “Calvin”, con su secuela de devastación y muerte. Y la Refinería de PEMEX, como la cereza en el pastel, síntoma del mal fario que nos persigue. Apenas viene el largo y oneroso proceso de la reconstrucción, que servirá ad hoc, para que quienes sueñan en el 2018, puedan “construir” su candidatura. Emulando a los buitres: hacer de la desgracia botín político, igual que Flavio Sosa, Pancho Mugres, “los tres chiflados”: Erick, Iván y Juan Luis Villaseca –del Sindicato Libertad”- Macario Otalo Padilla. Eloy López y todo ese lastre de falsos redentores sociales y lacras.

 

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

 — Dos cosas me atrevo a festinar este fin de semana: 1).- La enérgica determinación del gobernador Alejandro Murat de cesar a su ex colaboradora Cristina Delgado, por los atropellos cometidos en contra de nuestro colega, Manuel Naxcit López y 2).- La sentencia del Tribunal Colegiado en Materia Civil, para revocar el amparo otorgado a Julio César Espinosa Adame, presunto propietario del predio donde se ubica la presa “Rompepicos”. Ganó la justicia; ganó el pueblo.

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