Al Margen 

¿Por qué, luego de un tercio del periodo de campañas, se ve tan dispar el proselitismo electoral en Oaxaca?

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Adrián Ortiz Romero Cuevas

Martes 8 de mayo de 2018.

En una entidad como Oaxaca, en la jornada electoral del 1 de julio los oaxaqueños votaremos para elegir al próximo Presidente de la República, senadores, diputados federales, legisladores locales y autoridades municipales que se rigen por el sistema de partidos políticos. El calendario electoral ha establecido el arranque escalonado de las diversas campañas. La mayoría de ellas ha iniciado ya. Sin embargo, cuando ha pasado más de un tercio del periodo de campañas, se acentúa la percepción de que no todos los candidatos y partidos están interesados en el proselitismo electoral. Vale la pena analizar el fenómeno.

En efecto, en la entidad se supone que hemos visto ya el aparente despliegue de las campañas proselitistas para los cargos federales en juego. Afirmamos que esto es una suposición, y que el arranque de campañas es aparente, porque en realidad se nota una enorme disparidad en la forma en que los partidos y los candidatos están llevando a cabo sus labores proselitistas, y en no pocos casos se aprecia que hay abanderados que, o no están interesados en realizar ningún tipo de proselitismo electoral, o lo han hecho de una forma tan a ras de tierra que esto resulta claramente imperceptible para todos aquellos que no están directamente involucrados en sus actividades.

Esta situación, pocas veces vista en un periodo de campañas tan grande como el actual, debe tener las explicaciones correspondientes. De entre todas las posibilidades, resalta una que apunta a que, en realidad, hay muchos candidatos que están esperanzados a que la inercia de los procesos electorales simultáneos los lleve a resultados artificialmente logrados. Esto es, claramente, lo que ocurre con muchos de los candidatos del partido Movimiento de Regeneración Nacional. Sin embargo, si observamos con más detenimiento, veremos que el de los abanderados de ese partido, no es el único caso que se puede contar en nuestro escenario electoral doméstico.

¿Qué ocurre con los demás candidatos, de otros partidos? Que, con toda claridad, pareciera que muchos de ellos parecen estar calculando de antemano sus posibilidades de éxito, y que en función de ello están planteando sus actividades proselitistas. Es decir, que pareciera que en varios de los partidos y coaliciones, se han ido ciñendo a lo que las encuestas y sondeos dicen sobre la preferencia de los electores en ese distrito o demarcación, y con eso están decidiendo anticipadamente si realizan actos proselitistas, y si invierten recursos económicos valiosos en zonas en las que de todos modos no habrá una masa importante de electores a favor de ellos.

En otros casos, los candidatos —incluso algunos priistas— están evitando realizar actividades masivas o que puedan ser considerados por la autoridad electoral como un gasto relevante de campaña, y más bien se están dedicando a intensificar el trabajo proselitista a ras de tierra. En esos casos, lo hacen para evitar el incremento en su contabilidad de gastos de campaña, ya que en realidad todos aseguran que los topes establecidos son demasiado bajos para poder llevar a cabo todas las acciones de proselitismo que tradicionalmente se realizan, y que casi en cualquier caso se rebasarían los topes establecidos. Por eso hay quienes tienen ese excesivo cuidado y prácticamente están evitando las concentraciones y los actos que puedan perjudicarlos.

 

EL CASO MORENA

De entre todos los casos, hay uno que resalta sobremanera: el del partido Movimiento de Regeneración Nacional. En realidad, hoy la mayoría de los abanderados locales están recogiendo los frutos que sembraron desde dos frentes, en los que paradójicamente la mayoría de los abanderados no participó:

El primero, son las actividades de proselitismo electoral que desde hace años ha realizado Andrés Manuel López Obrador, primero como líder político —y doce años como candidato presidencial—, luego como Presidente de Morena y ahora nuevamente como abanderado presidencial. El segundo, son los brigadeos que desde hace más de dos años realizaron constantemente otros militantes de Morena por innumerables colonias, comunidades y municipios, llevando un mensaje concreto de López Obrador a la gente, a través del órgano de difusión de Morena llamado “Regeneración”. Ese trabajo hormiga, hoy tiene en la abulia a muchos de los abanderados de Morena.

Eso se refleja no sólo en los candidatos a cargos menores, sino que incluso es muy visible en la campaña al Senado de los abanderados de ese partido. En muchos de los casos, ellos asumen que Andrés Manuel López Obrador es el principal activo político y baluarte de la campaña en la actualidad para todos los cargos públicos en el país, y por esa razón han considerado como poco necesario llevar a cabo ellos sus propias actividades de proselitismo electoral.

Esta determinación de mantener el sentido inercial de la campaña electoral, y de esperar a que sea el Candidato Presidencial quien venga a arengar a las masas y a despertar el apoyo ciudadano que ellos no están generando, tiene también consecuencias ominosas. Uno de los más grandes problemas que esto genera —pero que es comúnmente desdeñado—, está relacionado con el hecho de que se están inhibiendo la esgrima de propuestas y contrastes que debiera estar en la médula de las campañas proselitistas. Al no hacer campaña ni mantener un empeño comprobable en las actividades frente a la ciudadanía, los candidatos demuestran su poco compromiso con el proceso electoral, con la democracia y con los ciudadanos a los que se supone que buscan cautivar con su voto.

Así, lamentablemente, en este primer tercio del periodo de campañas, hemos visto muy pocas propuestas y muy poco interés en generar un discurso más serio para tratar de conquistar al electorado a través de las propuestas y los programas que pudieran plantearse. Quién sabe si esto pueda variar cuando las campañas incluyan a las diputaciones locales y las presidencias municipales, que son los que tienen el contacto más directo con la gente. Mientras, son más los que han simulado que quienes verdaderamente están resueltos a conquistar el voto ciudadano.

 

¡VUELVE RAÚL RAÚL!

Es enfático nuestro apreciado amigo Raúl Castellanos Hernández, promotor del voto en el distrito 08 por Nueva Alianza: en la boleta electoral para los cargos estatales no estarán ni Meade, ni Anaya, ni AMLO. Aunque no debiéramos olvidar, subraya en una entrevista con el periódico TIEMPO, que el tabasqueño fue quien impulsó al personaje más funesto de los últimos tiempos en Oaxaca: Gabino Cué. Eso es algo que, remachado por Castellanos, ningún oaxaqueño debiera olvidar.

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