De paradojas y utopías 

¿Libre expresión u obediencia ciega? (Segunda parte)

DE PARADOJAS Y UTOPÍAS
RAÚL NATHÁN PÉREZ

Mi sentido pésame a Eviel Pérez Magaña, por el deceso de su señora madre.
A Carlos Roberto Peralta, por el fallecimiento de su señor padre

1).- No hay peor ciego…

En 1994, durante su Conferencia Hemisférica sobre la Libertad de Expresión, que se llevó a cabo en la Ciudad de México, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), aprobó la “Declaración de Chapultepec”, que establece que ninguna ley o acto de gobierno puede limitar, acotar y poner en tela de juicio la libre expresión. Y cierra con una frase lapidaria: “no puede haber democracia en donde se conculca este derecho universal”. Sin embargo, para AMLO, ofender e injuriar a quien no comulga con su manera de pensar, es una manera sui generis de mantener la atención.

Siempre se encuentra satisfecho y ofendido al mismo tiempo. Para él, por donde quiera acechan conspiradores, el legendario “compló”. Parafraseando a H. M. Enzensberger: “el deseo de limpiar el estiércol del pasado ha adquirido ribetes de utopía o de paranoia”. (Migajas políticas, Anagrama, Barcelona, 2002, p. 123). Pero en casa, ha sido incapaz de barrerlo de arriba para abajo. Es evidente, quien pontifica busca distractores. La distracción entendida como mecanismo de dominación. O la amenaza, que bien cuajó con la ominosa mansedumbre de seis ministros de la SCJN, que aprobaron la constitucionalidad de la consulta para enjuiciar a los ex presidentes.

2).- El asedio como eje de control

Es claro que el afán de poder no tiene límites. Esa carrera desenfrenada se hace acompañar de sistemas de legitimación, que facilitan servidumbres y locuras colectivas. “Lo importante no es el poder que tengas –dice José Antonio Marina- sino el que tus enemigos creen que tienes”. (La pasión del poder, Anagrama, Barcelona, 2008, p. 102). En efecto, en nuestro caso, el ejercicio del poder se ha convertido en un drama público. Y la sumisión al mismo se hace máxima, cuando el poderoso adquiere una dimensión mítica.

Sin embargo, también hay que decirlo, la seducción política suele tener fecha de caducidad. Es decir, no es eterna. Hay que ver la caída que ha tenido la 4T en la confianza ciudadana. El demócrata con tentación autoritaria deviene déspota, que pretende gobernar mediante el temor y la arbitrariedad, cuando no tiene contrapesos. (Ibídem). Uno de ellos era el Poder Judicial. Ya no. Hoy lo son los medios de comunicación.

3).- La descalificación como sistema

AMLO ha abusado hasta el delirio del bono democrático para descalificar o inducir una tendencia negativa hacia los medios de comunicación, que él considera rescoldos de la corrupción del pasado o personeros de neoliberales y conservadores. Pero no ha podido imponer del todo una “ley mordaza”. En medios impresos y electrónicos, quienes han cobrado las afrentas han sido, con arrojo y valentía, algunos caricaturistas como Calderón, Magú, Alarcón, Rictus, entre otros. Pero sobre todo el primero, que es pieza diaria para el disfrute de aquellos que deploramos del rumbo que está tomando el país.

Claro, no para aquellos fanáticos de pintorescas manifestaciones de devoción y culto, a imágenes políticas de raigambre democrática. De esos que “en su enajenación, tratan de elevar una figura terrenal a la categoría celestial”, como dice R. Gubern. (Del bisonte a la realidad virtual, Anagrama, Barcelona, 2007, p. 64)

4).- Una realidad compleja

La situación del país ante la pandemia, un tema mundial, sí, pero mal manejada en el nuestro; la crisis económica que ya está mostrando sus efectos negativos; la mala imagen de México ante el exterior, plasmado en el irrisorio discurso ante la ONU; el minimizado tema de los agricultores de Chihuahua o las obsesiones y patologías presidenciales, hacen presumir tiempos difíciles. Amén de un 2021 triunfalista para Morena, vale la pena recordar que ningún sistema político puede perdurar, aunque sólo fuera durante una generación, con la mera técnica de conservación del poder. Carl Schmitt dixit.

No tengo duda que la falta de atención a los niños enfermos de cáncer; la soslayada protesta de mujeres; el desprecio por los que cuestionan este régimen; la desaparición de los fideicomisos, que representa un agravio a artistas, investigadores, damnificados, entre otros, pueden ser un peligroso boomerang. El hilo se rompe por lo más delgado. Hay que aceptar que si en 1941, en la cumbre de su poderío, J. Goebbels reconocía que la creación del mito del Führer había sido su mayor logro propagandístico, hoy, ni los 30 millones que votaron por AMLO, estarán convencidos del éxito de la transformación. La corrupción en la 4T, hoy mismo, da pena ajena.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Lo que no han entendido nuestros ignorantes legisladores (as), es que el “Grupo Oaxaca”, formado por periodistas, editores y académicos en 2001, fue el pivote para la promulgación de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en 2002, la creación del INAI y los órganos garantes en los estados. Y fue, así a secas, una conquista ciudadana. Ni de funcionarios, ni presidente ni de partidos.

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One Thought to “¿Libre expresión u obediencia ciega? (Segunda parte)”

  1. manuel

    La democracia significa que en una elección habrá un ganador; así es que lo que perdieron, no se quejen con manipulación de la información diaria, y que mejor se esperen a la próxima elección Presidencial.

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