De paradojas y utopías 

La debacle de Benjamín Robles

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Raúl NATHÁN PÉREZ

1).- El poder: una obsesión

El estigma aldeano que prevalece en Oaxaca, particularmente en política, ha sido el quid de aventureros, trapecistas y oportunistas. No sólo nos han querido sojuzgar sino incluso, gobernar. Muchos nos preguntamos: ¿de dónde viene o surgió Benjamín Robles Montoya, que tan obsesionado está en gobernar Oaxaca? Un aidememoire nos lleva a 2001. Era gobernador José Murat. Gabino Cué trajo a su amigo Robles, que había hecho “una brillante carrera política –y priista- en Michoacán”: espía y golpeador de medios, para encabezar juntos un movimiento ciudadano. Ambos se pintaron de anaranjado. Eran del Partido Convergencia por la Democracia. El partido del zopilote –como decía Narciso Reyes-.

Robles acompañó a Cué en su triunfo municipal y en su primera derrota para la gubernatura en 2004, que perdió ante Ulises Ruiz. En 2006, con la asonada que emprendieron el Cártel-22 y sus adláteres en contra del gobierno –y del pueblo oaxaqueño, la principal víctima- el voto de castigo al PRI y el efecto “Peje” arrasaron en Oaxaca. Gabino obtuvo la senaduría. Un año después, “su alter ego”, Benjamín, cuajó la diputación local. Y en 2010, al triunfo de la coalición PRD-PAN-PT-MC, de plano se le montó al hoy gobernador, quien lo consideraba un operador eficiente; el segundo de abordo; el hombre fuerte. Gabino afinaba su creación más genuina: un verdadero Frankenstein.

2).- La senaduría, la gran traición

Al asumir Cué la gubernatura, Robles era quien tomaba las decisiones; quitaba o ponía. Era el látigo de todos. Perversamente –obvio, con la anuencia del gobernador- creó una estructura paralela de poder. Primero desde la Jefatura de la Oficina de la Gubernatura, luego en la Secretaría Particular y, finalmente, en la Coordinación de los Módulos de Desarrollo Sustentable. El plan estaba trazado. Pero la burra torció el rabo cuando llegó el proceso electoral de 2012. El ejecutivo maquinó, maniobró y obtuvo finalmente la venia del PRD, a través de René Bejarano, para la candidatura al Senado. Fue el premio a “la lealtad” de Robles Montoya. Para llegar a ello, Cué le dio la vuelta a su forjador; a quien lo metió en la política; a su guía espiritual: Diódoro Carrasco, candidato del PAN y se volcó en apoyo a BRM, que hizo morder el polvo a dos: a DCA y a Eviel Pérez Magaña del PRI. La suerte estaba echada. Iacta alea est, como dijo Julio César en La Guerra de las Galias.

El hecho de lograr el escaño le hizo creerse de facto el sucesor de Gabino. Sin importar orígenes, antecedentes, una historia de truculencias y complicidades; deslealtades e inconsistencias. Es un acertijo para muchos conocer cuándo cayó de la gracia de su amigo, mecenas y protector. Nada más se sentó en la Cámara Alta y se volvió orador y tribuno. A veces sus mismos compañeros senadores lo invitaban a no subir. Pero además, era el aparecido en todos los actos públicos de Cué. Hasta que éste le paró los tacos. Empezó a darle frío. La lejanía era evidente. Es más, de amigo, operador eficiente e incondicional, se volvió detractor. Ícono de la ingratitud y del malagradecido, cuestionó a los amigos y operadores de Cué: Jorge Castillo y Alberto Vargas. Ni el mismo gobernador escapó a su denuesto.

3).- El Bruto del Siglo XXI

De las grandes tragedias que escribió W. Shakespeare, hay una que retrata con nitidez la ambición, la ingratitud, la puñalada trapera: Julio César. “Si un amigo pregunta por qué Bruto se levantó contra César, mi respuesta es ésta: no es que yo amara menos a César, sino que amaba más a Roma… Puesto que César me quiso le lloro; puesto que fue afortunado, me alegro de ello; puesto que fue valiente, le honro; puesto que era ambicioso, le he matado”. (Tragedias, Julio César, RBA, Barcelona, 1994, p. 443). Hablando literalmente, Cué Monteagudo creó cuervos y helos aquí, contra viento y marea tratando de enquistarse en la candidatura, atropellando a quien se pusiera enfrente. Hay un factor por el que muchos oaxaqueños descalificamos a Robles: la opacidad de sus orígenes y la insistencia de persistir en el engaño, pero sobre todo la forma tan ruin con la que le mordió la mano a su amigo. Quiso agandallarse la dirigencia estatal del PRD y falló; trató de jalar a su causa a los senadores facciosos que encabeza el poblano Miguel Barbosa y también le falló. Aún pretendió reventar el Consejo Electivo Estatal del PRD. Sabía que la tenía perdida y con un alto costo político para la izquierda. Lo arrasó de calle José Antonio Estefan Garfias ¿Seguirá Robles golpeando a la izquierda, de la que se asumía miembro? Sin duda.

 

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Oaxaca no sólo está en los primerísimos lugares a nivel nacional en feminicidios, sino también en atentados a la libre expresión. El gobernador Gabino Cué ha reiterado su respeto al ejercicio periodístico, pero no sus colaboradores, aún los empleados de cuarta se asumen los nuevos Torquemadas. Lo peor, cobran afrentas con quien no las debe.

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