De paradojas y utopías 

INAI, en la mira

1).- Retroceso autoritario

¿Sabrá el presidente López Obrador, cómo surgió la Ley de Acceso a la Información y los órganos garantes? Tengo la certeza de que, en esto, como en muchos otros temas, no sabe. Requiere un vademécum de política exterior, monetaria, energética, de buen gobierno, etc. Pero, sobre todo, de historia de México. Este país no nació ni el primero de julio de 2018, ni con el inicio de la llamada 4T, mucho menos con la aparición de Morena y corifeos. El nuestro, es un país de instituciones, forjado en luchas libertarias y sangrientas. Algunas, como el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI), no fueron concesiones de ningún gobierno. Menos de partidos políticos. Fue un logro de la sociedad civil. Una conquista ciudadana. De Napoleón aprendimos que: “sólo se puede gobernar un pueblo, ofreciéndole un porvenir. Un estadista es un vendedor de esperanzas”. (J. A. Marina, La pasión de poder, Anagrama, Barcelona, 2008, p. 74). No un demoledor de instituciones, le agregamos nosotros.

2).- Contra los órganos autónomos

La historia ha enseñado que el autoritarismo conduce necesaria y obligadamente a la barbarie. En los mecanismos de poder no es difícil distinguir entre cordura e insensatez; hombres de Estado o charlatanes. El déspota gobierna tradicionalmente mediante el temor y la arbitrariedad. Ergo: no cumplir con la veda electoral del Instituto Nacional Electoral (INE). Es decir, quebrantar la ley. Y a dos años de distancia creer que todos los males del país son producto de un pasado ominoso y corrupto y seguir regodeándose en ello para justificar yerros y fracasos, eso sí es una aberración. En una democracia participativa, un poder omnímodo, sin contrapesos, es una falacia. Los órganos autónomos, como el INAI, fueron instituidos para crear una agenda democrática de equilibrios, de rendición de cuentas. No cómplices de una burocracia gubernamental de cuates, que sería estar en la Secretaría de la Función Pública (SFP), que mantiene todo en reserva y secrecía. Un refugio de antidemocrática discrecionalidad.

3).- El derecho a saber versus burocracia

Tratar de justificar la descalificación de los órganos autónomos porque son onerosos, burocratizados y poco productivos, es pecar de “obstruccionistas” o “enfermizamente fanáticos”, como decía Isaiah Berlin. “Cuando convocan a sus seguidores a amoldarse, pues si lo desafían perecerán –dice- es como invocar a los hados del verso de Séneca: “ducunt volentem… nolentem trahunt”. (Atraen a los que quieren… arrastran a los que se niegan). (El sentido de la realidad, Tusquets, Madrid, 2000, p. 39). Pulverizar la autonomía del INAI y otros órganos, construidos sobre la base del consenso ciudadano, como lucha de la sociedad mexicana, para acotar poderes meta-constitucionales es, simple y llanamente, demoler un resquicio de nuestra incipiente democracia para establecer, un régimen cifrado en la secrecía y la discrecionalidad, cuya sentencia es: “estás conmigo o contra mí”. Tienen la palabra los organismos de la sociedad civil, medios de comunicación e instituciones de educación superior, antes de que vayan por ellos.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Los contagios y decesos por Covid-19 se han disparado en Oaxaca. Hospitales saturados; panteones al tope; servicios funerarios insuficientes. Pero seguimos en semáforo naranja. Hay que unirnos a la campaña: “Juntos por Oaxaca”, que puso en marcha el gobierno estatal para contener este mal, que ha generado tanto dolor.

— Mis condolencias y sentido pésame para mi buen amigo, Benjamín Calvo Martínez, por el sensible fallecimiento de su señor padre, Ignacio Calvo Méndez.

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