Opinión 

El comentario de hoy, martes 8 de mayo de 2018

 

El pasado tres de mayo se celebró en todo el mundo, el Día Internacional de la Libertad de Prensa, una celebración ad hoc, en medio de una sociedad convulsionada. En México trascendió muy poco. Aquí se celebra en junio el Día de la Libertad de Expresión. Como es de todos ya sabido, el periodismo es uno de los oficios de mayor riesgo profesional. El directorio de colegas asesinados, desaparecidos o bajo acoso ha ido creciendo.

Nuestro oficio es muchas veces incomprendido. Como dijera mi maestro Raúl Trejo: los periodistas somos como el cohetero, no falta quién nos chifle. Hoy, cuando hacemos crítica razonada o reiterativa en contra de personas o grupos, la manera de descalificarnos es con el apelativo de “chayoteros”. El colega Ricardo Alemán del diario El Financiero, acaba de ser despedido de algunos medios, por estar llamando presuntamente a la violencia. Lo cual ha creado muchas dudas.

Para el desaparecido Gabriel García Márquez, el periodismo puede ser la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios. En su vasta producción bibliográfica, el legendario periodista polaco, Ryszard Kapucinscki, escribió una obra titulada: “Los cínicos no sirven para este oficio”. Ahí nos lleva de la mano por el maravilloso mundo del reportaje y la crónica. Ciertamente lo califica como el oficio más apasionante en el mundo. Dice que aquí no cabe la arrogancia ni el cinismo, sino la pasión de servir a la sociedad.

El directorio de quienes ejercemos esta chamba ha crecido de manera exponencial. Y no faltan por supuesto, los chantajistas con coartada profesional. En muchos sentidos la vocación y el deseo de servir han devenido simulación y falta de ética. Hoy, el buen periodismo debe apegarse a la verdad, pues en las redes sociales flotan como un peligro las fake new, las noticias falsas, que se utilizan para calumniar, denostar o descalificar.

Hoy en día hay una verdadera epidemia en redes sociales. Ha empezado a perder importancia la prensa tradicional, particularmente la escrita. Pero eso ha sido relativo. Desde principios de los años noventa, el escritor italiano Umberto Eco, anunció el fin de los periódicos, situación que secundó años después el legendario director del diario de izquierda francés “Liberation”, Jean Daniel. Ello, sin embargo, no ha ocurrido, en una sociedad tradicional como la nuestra.

La radio y la televisión se han mantenido en el espectro social como las líderes en el mundo de la comunicación, seguidas de las páginas electrónicas. Hay un boom en aquello que el sociólogo español, Manuel Castells ha calificado como “La era de la información”. Hoy, nos enteramos de las noticias en tiempo real. Pero ello no sería posible sin la indiscutible presencia y trabajo profesional de los periodistas. Aunque tardío, un saludo y mi reconocimiento a todos y todas mis colegas. (JPA)

 

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