Opinión 

El comentario de hoy, martes 4 de junio 2019

El año pasado, la triatleta juvenil Cecilia Ramírez Alavés llegó al Aeropuerto de Oaxaca, luego de haber conseguido la medalla de oro en el Campeonato Juvenil de Triatlón que se llevó a cabo en Australia. Sólo su familia llegó a recibirla. Un silencio inexplicable de la dependencia oficial, la Comisión Estatal de Cultura Física y Deporte. Como si ese tipo de logros de nuestros deportistas fueran algo superficial.

La semana pasada, un cronista deportivo que cubrió la competencia de ciclismo en la Olimpíada Nacional, celebrada en Aguascalientes, insistió en la falta de apoyo de la dependencia estatal al pedalista, Diego Martínez, quien había acudido –dijo- a la competencia nacional por su propios medios. Una y otra vez –la grabación se difundió en redes sociales- abordó el tema de la falta de apoyo.

Son dos casos que merecen comentarse, pues hoy en día los medios electrónicos y redes han dado cuenta de ello, sin recato alguno, en el momento en que los hechos se dieron. La pregunta es: ¿qué está ocurriendo en ciertas dependencias del gobierno estatal que estarían incumpliendo sus responsabilidades? Tal parece que los escándalos y las malas notas son el símbolo de estos tiempos.

Hace unos días el guardaespaldas de la esposa de un director general, amenazó pistola en mano a un empleado del Registro Civil. Se trata de un funcionario cuyo cargo nada tiene que ver con el tema de seguridad, para tener protección familiar. Pero así se cocinan los excesos en ciertas áreas. Elementos de la Policía Estatal o de la Agencia Estatal de Investigaciones, están asignados para proteger señoras o niños.

Un importante diario de la capital del país habría involucrado a un funcionario de primer nivel, en la presunta contratación de una empresa fantasma para operar el relleno sanitario. Después de los escándalos vienen las aclaraciones, pues tal parece que en muchos sentidos se han perdido las formas en las tareas de gobierno, de lo que se conoce como el buen gobierno. Ante el golpeteo mediático se esgrime la defensa, la justificación o el mea culpa. Esperamos que el ejecutivo estatal apriete las tuercas y llame la atención a todos aquellos o aquellas colaboradoras que asumen que la tarea encomendada es algo superficial; que pueden hacerla o no. Lo más penoso de todo ello es que de manera innecesaria exhiben a todo un gobierno y a su titular, faltando en todo momento a la ética que debe regir en aquellos que son los elegidos por lealtad, capacidad o simple amistad. (JPA)

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