Opinión 

El comentario de hoy, martes 25 de agosto 2020

Uno de los flagelos que más han lacerado al país y, por supuesto a Oaxaca, ha sido la corrupción. Al concluir la gestión del ex gobernador Ulises Ruiz, en diciembre de 2010 e iniciar la de Gabino Cué, quienes estuvieron en el gabinete declararon una y otra vez, a los medios locales y nacionales, que irían sobre los corruptos del pasado. Se hablaba entonces de un saqueo al erario de 14 mil millones de pesos. Se dejaron escurrir nombres de 32 ex funcionarios. Como dice la politóloga siria, Ikram Antaki: se lanzaron nombres, como huesos a una jauría.

Pasaron los años. Jamás se procedió penalmente, salvo con algunos peces menores. Los escualos gordos siguieron gozando de cabal salud. Todo fue una justificación política y ruido mediático. Hubo casos documentados de desvíos de recursos y peculado. Notas y columnas periodísticas acreditando casos específicos, fueron no más que ruido. El tema de la corrupción del pasado fue dejando sólo una estela de impunidad, ante un pueblo oaxaqueño sorprendido. Los presuntos pusieron tierra de por medio y asunto olvidado.

Desde el inicio, esta administración se encontró con un erario saqueado materialmente. Deudas por pagar, pasivos millonarios y, sobre todo, verdaderos boquetes financieros. En Salud, por ejemplo, en donde se arraigaron vicios. Y se arremetió, en lo que se vio más como un ajuste de cuentas con el pasado que sentar un precedente o una lección en contra de funcionarios de manos largas. Se procedió penalmente en contra de aquellos que, según los acusadores, habían incurrido en prácticas de corrupción.

Sin embargo, una vez más, aquellos que en su momento fueron señalados como los verdaderos pillos, pusieron tierra de por medio y hoy gozan de cabal salud. Y ante la confusa vigencia de la llamada Ley de Extinción de Dominio, lo que cayó, cayó, y no se han dado procedimientos para resarcir al erario del quebranto económico. Otra vez el saqueo al magro presupuesto, no tuvo el castigo que, por ley, debería tener. En la actual administración, a pesar de las lecciones del pasado y de que los carniceros de hoy serán las reses de mañana, hay quienes no han entendido y siguen su camino de privilegiar el interés privado por encima del interés público. En los últimos días, los medios han dado cuenta de dependencias y prácticas de corrupción que, por salud pública, deben ser erradicadas. Es una pena que los organismos que dicen luchar contra la corrupción sean, hasta el día de hoy, sólo simples membretes. (JPA)

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