Opinión 

El comentario de hoy, martes 24 de julio de 2018

Las fiestas de julio son, paradójicamente, festín de grupos, organizaciones sociales y sindicatos del transporte. Con un oportunismo enfermizo esperan esta temporada para presionar al gobierno. Cual más, cual menos, le pone precio a sus mecanismos de presión. Lo mismo los triquis que con el argumento de que son desplazados han hecho de los pasillos del Palacio de Gobierno, su vendimia y hotel de paso, hasta los dirigentes del comercio ambulante.

El sábado pasado fue el Sindicato Libertad, quien bloqueó accesos carreteros y vialidades importantes. Están en plena lucha con otros similares de la CTM y el Frente Popular 14 de junio. El propósito perverso de esperar la temporada de mayor afluencia turística tiene un fondo: exhibir la ingobernabilidad que se vive en Oaxaca; el miedo para aplicar la ley y la anarquía en todo lo que se refiera al rubro del transporte. Es decir, que quienes hacen y deshacen con las concesiones del transporte público, que son propiedad del Estado, son ellos y nadie más.

Desde hace años dicho rubro se caracteriza por tres cosas: la ilegalidad, la violencia y la impunidad. El transporte es un Cártel violento e intocable. Es un coto que debería ser oficial –las concesiones- devino propiedad de quienes manejan la CTM, Sindicato Libertad, CNP, FESO, Frente 14 de junio y decenas de organizaciones sociales a las cuales les han pagado o su silencio o su complicidad, con concesiones. Si algún día sirvió como catalizador de la problemática social, hoy es un serio desafío de seguridad estatal.

Desde el gobierno de Ulises Ruiz, cuando las concesiones se otorgaron en una especie de tianguis nocturno, pasando por el de Gabino Cué en donde los grupos y mafias en realidad se empoderaron, hasta la fecha, la dinámica es sólo administrar la problemática y no resolverla. Prevalece el Síndrome del 2006: que se friegue el pueblo, a maestros, sindicatos u organizaciones no hay que tocarlos. Hay un temor cerval a pasar como represor. Y los efectos ahí están.

Una exhibición como la que hizo el sábado pasado el Sindicato Libertad, no merece una mesa de diálogo. ¿Qué representa o a quiénes que se asumen propietarios y franquicitarios del transporte concesionado? Es lamentable la política endeble que es el ingrediente de la impunidad. Hay que aplicar la ley. Que la SEVITRA se llame ahora Secretaría de Movilidad, eso es lo de menos. Es tanto siga siendo sólo oficialía de Partes de las mafias que controlan el transporte, seguiremos en las mismas. Lo que importa es que desde ahí se norme el criterio para aplicar la ley. Lo demás es pose o es fantasía. (JPA)

Leave a Comment