Opinión 

El comentario de hoy, martes 21 de abril, 2020:

Hay algo de abyecto y perverso en aquellos que utilizando la emergencia sanitaria que vivimos, tratan de politizarla o llevar agua a su molino. Hay actores y partidos que insisten en esa tendencia. Me pregunto: ¿A alguien, en momentos, cuando el país y el mundo se desmoronan, teniendo como enemigo letal, un mal para el que no hay cura, ni vacuna, ni siquiera los elementos para hacerle frente, le interesa una revocación de mandato o campaña política? La vida de miles de infectados, de muchos otros posibles casos positivos, de su atención y supervivencia, es la prioridad. Nada de política, por favor.

Pero no. Lo vemos a diario en los medios impresos y electrónicos; en las redes sociales y los comentarios. Diputados locales que se asumen los salvadores de la sociedad, donando un mes de dietas. Pero no renuncian a un presupuesto anual de más de 400 millones. Legisladores y legisladoras federales que buscan salir en la foto, como los altruistas a ultranza, para que el pueblo vea su bondad, su benevolencia. Como una diputada local, de raigambre perredista, que hasta su foto puso en las despensas que repartió.

Hay casos de personajes que andan en plena precampaña, invitando a los ciudadanos a formar en Oaxaca la Cuarta Transformación. Otros, usando los recursos públicos para hacerse notar, como los mecenas y promotores de las causas perdidas. No pierden la oportunidad de hacerse notar, figurar, que los conozcan y la gente valore su altruismo. Y los hay que van de calle en calle, de casa en casa, repartiendo despensas. Obvio, no de su dinero. Alguien dijo que político que gasta de su bolsa es contra natura.

Nada hay, en efecto, tan despreciable en acciones como etiquetar políticamente la supuesta ayuda, para aprovecharla, cuando la prioridad es algo que va más, mucho más allá de ideologías anacrónicas, de fijaciones burdas, venganzas aplazadas o la idea torpe de ganar votos. Miles de trabajadores echados a la calle; un sistema de salud colapsado; una industria turística hecha añicos; campesinos, artesanos, productores, etc., no es algo que pueda sobrevivir de dádivas, promesas o discursos demagógicos, sino de su trabajo. Como ciudadano, invito respetuosamente a los llamados buitres de la pandemia a cesar en sus aviesos propósitos de sacar raja política en estos momentos. Tengo la certeza de que habrá muchos oaxaqueños que secundarán esta petición. Son momentos de unidad, de solidaridad, de protegernos, no de etiquetas ni ideologías, menos de seguir minando a una sociedad ya fracturada. Eso es criminal. Eso es falto de ética. (JPA)

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