Opinión 

El comentario de hoy, martes 2 de octubre, 2018

Se cumplen 50 años de la brutal represión al movimiento estudiantil de 1968, que forjó un hito en la historia moderna de México. Mucho se ha escrito al respecto y hace falta mucho por escribir, pues con el paso de los años se han ido develando nuevas fuentes de información sobre aquel momento, que no sólo coincidió con la celebración de las Olimpíadas sino con la sucesión presidencial. La muerte de cientos de estudiantes fue, en el fondo, factor de una atropellada ambición política.

Desde la clásica obra de “La Noche de Tlatelolco”, de Elena Poniatowska; las que han publicado en diversos momentos, Gilberto Guevara Niebla, Sócrates Campos Lemus, Julio Scherer, Carlos Monsiváis y otros dirigentes y analistas del movimiento, hasta las más recientes como “Esa luz que nos deslumbra” de Fabrizio Mejía Madrid o “Jinetes de Tlatelolco” de Juan Veledíaz, coinciden en que el movimiento estudiantil y la respuesta del Estado al mismo, fue algo que nos marcó para siempre. Fue además, el pivote para que emergiera poco a poco, una incipiente democracia.

Son parte de la memoria colectiva las manifestaciones estudiantiles a lo largo de 1968; la riña en La Ciudadela entre jóvenes de una Preparatoria de la UNAM con alumnos de las vocacionales del Politécnico o la infiltración de agentes gubernamentales en las filas estudiantiles. El bazookazo en la Prepa 1 de San Ildefonso o la intervención de Fusileros Paracaidistas; el Batallón Olimpia o la participación de los generales: García Barragán, Gutiérrez Oropeza, Hernández Toledo o políticos como Luis Echeverría o Alfonso Corona del Rosal, pero también de la fobia al comunismo soviético, que quitaba el sueño a los gobiernos emanados del PRI y la dureza para penalizar el delito de disolución social, entre otros.

En Oaxaca también se escribió un capítulo de dicho momento histórico. El pasado miércoles se presentó la obra: “No se olvida. El movimiento estudiantil de 1968 en Oaxaca”, coordinado por el maestro Isidoro Yescas y con trabajos de reconocidos investigadores y académicos, que recoge las vivencias, la reflexión y el análisis, sobre el citado movimiento y sus repercusiones en el estado.

Es importante subrayar que ninguno como éste, en la historia contemporánea del país, tuvo tan amplio respaldo popular. Sin embargo, en los últimos tiempos, aquel movimiento ha sido pervertido por algunos que ni saben ni mucho menos idea tienen de lo que ocurrió. Con la vieja consigna de “2 de octubre no se olvida”, ha dado lugar a las peores aberraciones. Destrucción, violencia, vandalismo.

Ni las comisiones de la verdad ni otros membretes, con sus tesis, podrán resarcirnos de aquel episodio; de la tortura, desaparición y muerte de tantos jóvenes. Una lucha genuina, que también se reprodujo en otras partes del mundo, trajo consigo una respuesta brutal que, por el bien del país, jamás debe repetirse. (JPA)

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