Opinión 

El comentario de hoy, martes 14 de agosto, 2018

En poco más de tres meses la actual administración gubernamental cumplirá dos años de gestión. El resultado no ha sido precisamente digno de encomio. Oaxaca es una entidad ciertamente difícil en varios aspectos. Hay una agenda de prioridades que debe atenderse. Una de ellas es la falta de obra pública o la compleja gobernabilidad local. Urgen pues cambios o reajustes. Por otra parte, hay áreas que se han mantenido sin titulares designados de manera definitiva. Sólo encargados del despacho.

Si bien los vaticinios apuntaban a que una vez concluido el período electoral se harían nuevas designaciones, enroques o renuncias, lo cierto es que quien tiene el mando en el gobierno ha actuado con más prudencia que celeridad. Sin duda, ha hecho un balance de las fortalezas y debilidades de cada uno sus colaboradores y de quienes detentan cargos tanto en el gabinete legal como ampliado.

En efecto, para responder al verdadero desafío que es la gobernanza oaxaqueña, se requiere de los servidores públicos vocación de servicio y entrega total a la responsabilidad institucional. Los tiempos no son de simulación. Hay ciertas dependencias en donde los titulares no han respondido ni a las expectativas de esta administración ni, mucho menos, a la confianza del ejecutivo.

Más allá de amistades y compromisos; de experiencia en el quehacer público o novatez en el mismo; de conocimiento o desconocimiento de la realidad oaxaqueña, debe prevalecer la apuesta por el proyecto político y gubernamental de quien encabeza este régimen. Es obvio que algunos no lo han visto así. Por ejemplo, la crítica se ha volcado sobre aquellos que participaron en la contienda electoral y fueron derrotados, y aún esperan como recompensa un cargo en el gabinete.

A juicio de muchos ciudadanos debería haber ajustes, aunque dicha responsabilidad sólo compete al ejecutivo. Son motivo de crítica aquellos que en lugar de hacer su trabajo, sólo le han creado problemas a su jefe y en consecuencia a esta administración, como algunos casos que se han ventilado en medios nacionales y que flaco favor le hacen al equipo en el que están inmersos.

Coincido con muchos oaxaqueños preocupados por el rezago, la agitación y protesta social, la pobreza, la carencia de recursos para grandes obras y otros rubros, en que Oaxaca merece ya otro destino. Ni experimentos ni sólo buenos propósitos. Un gobierno de resultados como ofreció el ejecutivo en su campaña política para la gubernatura, que sólo se logrará con un equipo sólido y con lealtad y compromiso a toda prueba. (JPA)

Leave a Comment