Opinión 

El comentario de hoy, jueves 29 de noviembre de 2018

Existe entre la sociedad mexicana un ambiente de incertidumbre, de visiones encontradas y la sospecha de lo que puede traducirse en posturas autoritarias, lejanas y contrarias a cualquier tradición democrática. La declaración del controvertido senador de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, hace unos días, en abierta amenaza a los gobernadores que se resistan a aceptar la inconstitucional figura de los súper delegados, deja entrever que estamos ante escenarios complejos y peligrosos.

En medio de este panorama de dudas, doble discurso y tanteos, han aflorado también las ocurrencias. La idea torpe de trastocar el sistema bancario mexicano, con la cancelación de las comisiones, hizo caer estrepitosamente los puntos en la Bolsa Mexicana de Valores. Tuvieron que salir voces calificadas del equipo que gobernará al país a partir del primero de diciembre, para descalificar dicha propuesta.

Los legisladores por Oaxaca no se han quedado atrás. Ensoberbecidos con la mayoría aplastante que tienen en el Congreso de la Unión, un avecindado legislador, que no oaxaqueño, tuvo la infeliz ocurrencia de proponer el uso de las reservas internacionales de México, para promover el combate a la pobreza. Cualquier estudiante de economía sabe que son las reservas las que dan estabilidad económica al país y que jamás pueden ser utilizadas para otro fin.

La semana pasada, otra de nuestras lumbreras legislativas, éste de raigambre magisterial, echó las campanas al vuelo para afirmar que los egresados de las escuelas normales tendrán plaza automática. Es decir, para cuajar una plaza docente ya no será necesario presentar examen. Ya desde antes reiteró su férrea oposición a lo que llamó la “evaluación punitiva”, que no es tal, sino la simple medición de las capacidades de quienes terminan su carrera, para la labor docente.

Tal parece pues, que antes del inicio de la llamada “Cuarta Transformación” del país, se están sentando las bases para el despliegue de modelos autoritarios y retrocesos históricos, que no se dieron ni en los peores tiempos de la dictadura de un solo partido: el PRI. La tentación autoritaria es inherente a regímenes anclados en el fanatismo y en viejos moldes populistas.

Ante escenarios como éstos no queda más que la crítica. La sociedad civil y los medios de comunicación deben ser los catalizadores de la sociedad para denunciar abusos y atropellos a los derechos fundamentales, pero sobre todo, las amenazas al Pacto Federal. En estos tiempos, nadie debe quedarse callado. ¿No acaso la libre expresión es el eje de las sociedades democráticas? (JPA)

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