Opinión 

El comentario de hoy, jueves 22 de julio 2021

Oaxaca se ha perfilado ya como la entidad y la capital de la protesta perpetua. Pero también del chantaje y el bloqueo; de la toma de carreteras o de casetas de cobro. Quien sale a trabajar a diario, inicia lunes su semana laboral, con un sabor amargo en la boca. Muchas veces, desde primera hora, sorbe su trago de bilis, al ver que hay una, dos o cinco protestas, cuyos cabecillas ya dispusieron acotar la libre circulación, lo que se convierte en un infierno vial y en irreparable pérdida de tiempo para quienes deben cumplir un horario.

Ciertos grupos u organizaciones actúan con absoluta premeditación. Su meta es dañar al mayor número de personas, como mecanismo ruin de doblegar a las autoridades. Es el caso de los alumnos y maestros de la llamada Escuela Normal Superior Federal de Oaxaca, que cada mes de julio llegan a la capital, solamente a protestar, a exigir y afectar la tranquilidad de quienes vivimos aquí. Su oportunismo es reprobable. Más hoy, que siguen con sus viejas prácticas de fustigar al turismo, a sabiendas de la grave situación económica que ha provocado la pandemia.

Olvidan que, desde julio de 2015, cuando el gobierno federal asumió el control de la educación pública en Oaxaca, todo lo relativo a pagos, nómina o prestaciones, está en manos de la Federación. Pero no del organismo local ni de la Sección 22, que mantuvo la hegemonía desde octubre de 1992 hasta 2015, con todos los niveles de mando. 

El jueves de la semana pasada, un grupo reducido de productores de mezcal cerraron la carretera 190, a la altura del crucero de San Dionisio Ocotepec. Exigían el reconocimiento de la directiva del Consejo Regulador de la Calidad del Mezcal (Comercam), recién nombrada, por parte de la Secretaría de Economía del gobierno federal. Hasta que lograron tal reconocimiento retiraron el bloqueo. Es decir, esta práctica ha devenido el mecanismo idóneo para conseguir lo que un grupo o su dirigente, vía chantaje, logre de la autoridad.

También llamó la atención la protesta de una sola persona a las puertas de la Secretaría de Salud, con su respectivo bloqueo en calles del Centro Histórico. Con causa justa o no, lo desconocemos. Lo preocupante es que se tenga que llegar a esos extremos para que haya una respuesta de las autoridades o, que no existan los mecanismos de disuasión para inhibir este daño colectivo que tanto lacera a la sociedad.    Lo cierto es que el pueblo oaxaqueño en general; los diversos sectores sociales, deploran de estas acciones de chantaje, que las autoridades se niegan a entender y resolver a fondo. Ya es necesario cambiar de estrategia para darle cabida a la paz social y a la gobernabilidad. (JPA)

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