Opinión 

El comentario de hoy, jueves 11 de junio 2020

Desde hace más de tres meses, tal parece que la vida nos hubiera dado la vuelta. Nos levantamos y dormimos con notas trágicas. La pandemia de Covid-19 contribuyó a ubicarnos en el lugar preciso de nuestra existencia. Los medios impresos y audiovisuales, pero más aún las escenas que hemos visto a distancia en otras latitudes, nos han mostrado a diario, de manera brutal y descarnada, la vulnerabilidad de la especie humana ante un mal, hasta hace poco desconocido.

En México, y eso no es un secreto, los efectos de la pandemia, cuando aún no tocaba las puertas del país, se minimizaron. Y el pueblo ha sido rehén, desde entonces, de información y verdades a medias; rumores y datos maquillados. Son ya parte del anecdotario político, algunas frases célebres pronunciadas desde las más altas esferas del poder público, que parecieran sacadas de alguna obra de teatro y no de un escenario cruel, de muerte y de dolor.

Los informes diarios de lo que ocurre a nivel nacional se perciben ya con cierto escepticismo. No sólo prestigiados medios nacionales han cuestionado el manejo epidemiológico de la crisis sanitaria, sino incluso especialistas y ex Secretarios de Salud federal. Algunos influyentes diarios como “The New York Times, “The Wall Street Journal”, “Los Angeles Times” o “El País”, han puesto en tela de juicio, pronósticos y yerros en la conducción de este escenario inédito. Uno de los ejes de esa crítica, es la falta de certidumbre para pronosticar el llamado “pico de la pandemia” y la fallida vuelta a la “nueva normalidad”.

Los coletazos del virus nos han pegado duro en Oaxaca. El crecimiento de contagios y decesos ha ido al alza. El Covid-19 no nos ha dado tregua, sobre todo en la capital y los Valles Centrales. El lunes amanecimos con 2 mil 210 casos positivos y 235 decesos. Esta situación ha encendido las luces de alerta, no sólo en el gobierno estatal sino en la misma sociedad. La movilidad no ha cesado. Se entiende que quienes viven al día no se quedarán en casa. Pero hay muchos que sí pueden. Urge pues, el confinamiento voluntario. En el eje de esta verdadera crisis, ha estado la falta de corresponsabilidad ciudadana. Sin pontificar, pero parece que no hemos aprendido la lección. Hoy en día el país está en los primeros lugares de mortalidad a nivel mundial y de crecimiento de contagios. Lo peor de todo ello, es que no se ve la luz al final del túnel, pues a nivel federal sigue la opacidad, las verdades a medias y los discursos. Salir adelante pues, es algo que nos compete a todos. (JPA)

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