Opinión 

El comentario de hoy miércoles 6 de diciembre:

 

El pasado martes 28 de noviembre, fueron vinculados a proceso, tres ex funcionarios de la Secretaría de Vialidad y Transporte –la SEVITRA-. Se les señala de ser presuntos responsables del otorgamiento de 510 concesiones de transporte de manera ilegal. El juez determinó que fueran internados en el penal de Santa María Ixcotel.

Como ninguna entidad del país, el transporte público se convirtió en Oaxaca en un asunto serio no sólo para la gobernabilidad sino para la seguridad y la estabilidad social. Desde hace al menos tres sexenios, devino un eje de corrupción, complicidad, verdades a medias y una anarquía total. Como un fallido intento de regular toda la podredumbre que se había incubado, en 1999 se creó la Secretaría de Transporte –la SETRAN-, pero el remedio resultó peor que la enfermedad.

La dependencia fue un tianguis de otorgamiento de favores, pero sobre todo, de corruptelas. Millones iban y venían. Y jamás en beneficio de los verdaderos trabajadores del volante, sino de sindicatos, organizaciones sociales y hasta funcionarios. Las irregularidades se exacerbaron con la desaparición de la SETRAN y la aparición de la Coordinación del Transporte (COTRAN). Las concesiones de taxis primero y luego de moto-taxis, se asignaban como si fuera un mercado. Hasta tianguis nocturno se montó en el último mes del gobierno de Ulises Ruiz.

Esa potestad del gobierno cedió ante la necesidad de asegurar clientela política y como resorte del arreglo con grupos de presión. Centenas de organizaciones se apropiaron materialmente de miles de concesiones. Luego vendría la aparición de las moto-taxis, que hizo el panorama más complejo. El transporte foráneo y de moto-taxis nos hace aparecer como un pueblo atrasado, sin futuro, con un transporte indigno y poco decoroso.

Aunque en un principio había asegurado que no se otorgaría una concesión más, la gestión del ex gobernador Gabino Cué, ha sido estigmatizada como la peor en el ámbito del transporte. CTM, CNP, FESO, Sindicato Libertad y toda esa caterva delictiva se hizo de las concesiones. Cualquier intento de meter orden fracasó. Era motivo de bloqueos, de chantaje y presión. Los dirigentes se convirtieron en capos de horca y cuchillo.

Este rubro pues requiere de una cirugía mayor. Una revisión no sólo de las irregularidades sino la aplicación de la ley. Las concesiones son atributo del Estado, quien puede otorgarlas o retirarlas. No son gratuitas concesiones para sindicatos devenidos grupos delictivos, menos para líderes que no son tales, sino caciques o capos.

No debe otorgarse ni una concesión más. Darle a los oaxaqueños un transporte digno, decoroso, moderno. La aprehensión de los presuntos implicados no debe ser sólo un golpe mediático, sino debe traer como lección que nadie debe ponerse por encima de la ley. (JPA)

 

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