Opinión 

El comentario de hoy, martes 13 de junio

Uno de los hechos que más ofenden a la sociedad es la impunidad. Un fenómeno usual en nuestro ambiente oaxaqueño. Van cerca de 60 feminicidios en los últimos seis meses, aunados a los cientos del sexenio pasado, sin que se tenga la certeza de que al menos uno de ellos sea resuelto. Los criminales se pasean por doquier, sin que autoridad alguna los llame a cuentas.

Los homicidios dolosos que se han cometido solamente en este año, se contabilizan por cientos. En la región de Tuxtepec, en el Istmo y la Costa, los ejecutados sólo forman parte de las estadísticas criminales. Jamás se investigan ni los móviles ni, mucho menos, se encuentra a los responsables. Es pues ya parte del escenario cotidiano, de violencia, de sangre, en donde la impunidad campea.

Hace al menos un mes se enfrentaron miembros del Sindicato Libertad y de la CTM. Hubo un muerto. Nadie ha respondido por él. Menos se ha castigado al autor material, mucho menos al intelectual. Hace poco más de dos semanas se liaron a golpes, pedradas y balazos, miembros del Frente Popular “14 de junio” y vecinos de la agencia “Vicente Guerrero”, perteneciente a Zaachila. Hubo heridos y daños en vehículos. Los hechos derivaron en bloqueos carreteros, secuestro de autobuses y otros. Las autoridades de Zaachila siguen cuestionando el chantaje del líder del “14 de julio”. Pero no hay ningún responsable.

Seguimos pues arrastrando el estigma que se incubó en el 2006: un desprecio por la autoridad; la abulia de ésta para salvaguardar los derechos civiles; un desarraigo completo con todo lo que tenga que ver con la ley. Somos un pueblo en vilo; un pueblo sin ley. Un Estado endeble que se quiere maquillar con el diálogo perpetuo; que se olvida de que en las artes del buen gobierno, cuando el diálogo se ha agotado, no queda más camino que la fuerza y la frialdad de la ley.

¿Quién o quiénes protegen, solapan o mantienen una complicidad con los abusos que cometen algunas organizaciones como el Frente “14 de junio”? ¿Quién o quiénes tienen aún el sueño guajiro de que Oaxaca podrá salir de marasmo en que se encuentra actualmente, con bloqueos carreteros, con atropellos a los derechos civiles, con amenazas constantes a la paz social?

Nada ha ofendido más al pueblo oaxaqueño desde hace mucho, que esa impunidad insultante que se escuda en compromisos o pactos políticos, hechos en las atarjeas de la oscuridad; en la simulación republicana o la opacidad. Hoy son los sindicatos, mañana los maestros o los normalistas, pasado serán los comuneros. Todo ello es parte de la podredumbre que se incubó en el pasado, pero a la que nadie quiere enfrentar, sino seguir con las mismas prácticas manidas de la abulia y el desinterés. (JPA)

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