Opinión 

El comentario de hoy, jueves 1º. De febrero

El crecimiento desmedido de la mancha urbana hizo proliferar hace algunos años, la construcción de vivienda de interés social en algunas poblaciones de los Valles Centrales. Empresas dedicadas a la construcción adquirieron, algunas veces contra viento y marea; otras, con la anuencia de autoridades y vecinos, terrenos de gran magnitud para edificar centenas de viviendas.

Los proyectos de construcción fueron autorizados en su momento tanto por los gobiernos estatales y municipales, así como por los organismos que resguardan las cuotas obrero-patronales y otorgan créditos para la adquisición de vivienda. Pero no fueron pocas las empresas que incumplieron con el compromiso de vender las citadas viviendas, con los correspondientes servicios necesarios.

Las quejas y denuncias de algunos fraccionamientos por promesas incumplidas han sido recurrentes. No hay agua potable; no hay servicio de drenaje y alcantarillado, menos plantas de tratamiento de aguas residuales. De urbanización ni se diga. Ciertos asentamientos ubicados en el Valle de Etla o en Santa Cruz Xoxocotlán, fueron construidos cerca de las riberas de algunos afluentes, siendo los más afectados en temporadas de lluvias, ante la creciente que conllevan ríos y arroyos.

En algunos hay incertidumbre respecto a la tenencia de la tierra: son terrenos ejidales o comunales. En otros, el complemento esencial de todo asentamiento humano, que son las escuelas, mercados y espacios de esparcimiento, brillan por su ausencia. Hay que ir a la capital, trasladarse kilómetros por carretera, para que los niños asistan a la escuela. Todo ello que en su momento debieron atender las empresas constructoras, están aflorando hoy, como es el caso de los vecinos del Fraccionamiento Dainzú.

Con bloqueos carreteros continuos exigieron la semana pasada, el cumplimiento del consorcio “Casas GEO”, de la promesa de otorgarles un terreno para construir un kínder y tal vez una primaria. Sin embargo, por lo que sabe, la citada empresa habría entrado en quiebra desde hace algunos años. La pregunta es: ¿y quién va a responder ahora respecto a la citada promesa que hizo un particular, no el gobierno ni mucho menos la sociedad?

Ya es lugar común en Oaxaca bloquear carreteras y vialidades por todo. Yo bloqueo, tú bloqueas, nosotros bloqueamos. Es el método inventado por el magisterio para conseguir prebendas y dádivas. Una petición particular o de grupo, se convierte en amenaza colectiva. Un bien personal se transforma en afectación social. En el caso de los vecinos de Dainzú, la vía legal debe ser la más viable: exigirle a la empresa o a los accionistas que cumplan con lo ofrecido. Pero no que la sociedad pague los platos rotos. (JPA)

 

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